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sábado, 23 de octubre de 2010

PANTEÓN DE LA ENSM 2010


PANTEÓN DE LA ENSM 2010

Prof. Benjamín Cortés Valadez

Un cordón umbilical
se extiende cada vez peor:
une Normal Superior-
Coordinación Sectorial;
mandato dictatorial
a cada área la embarga
y sin verle fin se alarga
el nocivo continuismo:
al más barato y lo mismo
sólo falta la botarga.

La muerte de suyo impía,
al escuchar tristes quejas
llegando hasta sus orejas,
paró lo que sucedía:
con muertos desde ese día
quiere regresar cordura:
el retén ya más no dura,
de lo que mucho me alegro;
en Dirección, moño negro,
y en grandes letras: Clausura.

Y luego entre carcajadas
sigue con el mismo tren:
cámaras por “nuestro bien”
que había recién instaladas
sirvieron para que ampliadas
mostraran fotografías,
no de profes, tuyas, mías,
que serían acusadoras,
sino de subdirectoras
cuando se quedaron frías.

Con su afán de destrucción
y en venganza, quién lo duda,
enmochiló en forma ruda
a jefas de división,
a las que en extremaunción
quería ayudar un notable;
pero lo más deplorable
fue que en ese forcejeo
la ayuda quedó en deseo:
veinte almas en lo insondable.

Después sonó la campana:
junta de coordinadores
y ahí en medio de dolores
hoy la muerte los hermana;
siguiendo costumbre sana
de que hubiera una minuta
uno hay que no se inmuta
y en ello saca constancia
de que la parca, en flagrancia,
del panteón los lleva en ruta.

Pero en esa condición
de morir hay quien se jacta
de que firmaron un acta
como Santa Inquisición
pero con gran sumisión
para esos continuismos;
pero ya en esos abismos
vieron su gran desacato:
firmar contra el sindicato
fue atentar contra ellos mismos.

De muerte casi en extremo
una sicosis confirmo:
decía un profe: si no firmo
me van a mandar mi memo;
ya no firmó y ahora temo
que aunque hubo fallecimiento
de profesores, sin cuento,
por esa firma faltante,
en la quincena, no obstante,
les llegará su descuento.

Sufrían el mismo terror
también los trabajadores;
movimientos represores,
según, de su salvador;
mas la muerte a su clamor
también le encontró respuesta
y aunque murieron, hay fiesta
porque al final la justicia
terminó con la malicia:
sólo ayuda al que se presta.

Los alumnos normalistas
también ya chuparon faros;
si les gustaban los paros,
les llegó hasta a los faltistas;
ya no hay ¡presente! en las listas,
todos muertos ese día;
no fue la cafetería
ni de copias altos precios,
fueron los embates recios
de la muerte en rebeldía.

Por toda esta horriblidad
ya no hay Escuela Normal;
en lápida sepulcral
yace su comunidad
por toda la eternidad;
mas su amor fue tan sincero,
que hoy sin duda afirmar quiero
que la historia de esta escuela
la vemos en gran secuela
en el facebook de un bloguero.

Ojo de cámaras ciego
ya no toma a las parejas
que en las bancas y en las rejas
se besan sin que haya ruego;
pero fue tanto el apego
de alumnos, que ahora que vino
la muerte a darles con tino,
dice epitafio fatal
que ellos y su gran Normal
merecían mejor destino.

Noviembre 2, 2010.

miércoles, 20 de octubre de 2010

El Idealista


Es idealista, el que sabiendo
lo difícil que puede ser el camino,
no elegiría ningún otro,
es el que duda constantemente
de lo que la mayoría acepta,
es el que tiene principios
y nunca los contradice,
es el que se ríe de sí mismo
y nunca de sus semejantes,
es el que se entrega a un ideal
en cuerpo y alma,
es el que siente verdaderamente
que lo esencial es invisible a los ojos,
es el que se revela ante la injusticia y la rutina,
es el que construye y nunca destruye,
es el que al ver la realidad
trata de crear su propio mundo,
para darle sentido a su existencia.
Autor desconocido.
Tomado del Muro de mi amiga: Isabel Bruno.

sábado, 16 de octubre de 2010

Se estrena Himno Universitario en la UJAT

La Razón Dorada.


El número áureo o de oro (también llamado número dorado, razón áurea, razón dorada, media áurea, proporción áurea y divina proporción) representado por la letra griega φ (fi) (en honor al escultor griego Fidias), es el número irracional:

1,618...

¿Dónde está el número áureo?
El número áureo lo puedes encontrar si divides tu altura por la altura de tu ombligo al suelo.
Es la relación entre las abejas macho y hembra de cualquier panal del mundo.
Es la relación entre las espiras de la concha de los caracoles
La relación entre la distancia del hombro a los dedos y la distancia del codo a los dedos.
La relación entre la altura de la cadera y la altura de la rodilla.
La relación entre el diámetro de la boca y el de la nariz.
etc, etc, etc........

¿Sabias que una persona se considera más bella cuantas más veces se repite el número áureo en su anatomía.?

El número áureo se obtiene también en La Sucesión de Fibonacci
Consideremos la siguiente sucesión de números:
0, 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34, 55, 89...
Cada número se obtiene sumando los dos que le preceden (por ejemplo, 21=13+8; el siguiente a 34 será 34+21=55). Esta sucesión es la llamada "Sucesión de Fibonacci" (Leonardo de Pisa 1170-1240). Los cocientes (razones) entre dos números de la sucesión, se aproximan más y más al número de oro cuanto más altos son, por ejemplo 89/55=1,618....

Los pétalos de las flores siguen normalmente esta sucesión 2, 3, 5, 8, 13........
Las ramas y las hojas de las plantas se distribuyen buscando siempre recibir el máximo de luz para cada una de ellas. Por eso ninguna hoja nace justo en la vertical de la anterior. La distribución de las hojas alrededor del tallo de las plantas se produce siguiendo la secuencia de Fibonacci.

Pero si quieres saber más sobre la divina proporción, pon los altavoces y ve el siguiente vídeo:

El Número de Oro; Phi; la Divina Proporción

Inner Portals - Pumayana - Luminaya - Chakras Mandalas and Sacred Geometry

sábado, 9 de octubre de 2010

El Premio Nobel de Literatura de 2010, concedido a Mario Vargas Llosa


El narrador y el maestro
El Premio Nobel de Literatura concedido a Mario Vargas Llosa (Arequipa, 1936) reconoce una de las obras más sólidas de la literatura contemporánea. Las siguientes páginas son un homenaje al narrador, ensayista, dramaturgo, director de cine y maestro cuya mayor enseñanza es el irrenunciable ejercicio de la libertad.

Mario Vargas Llosa se interrumpe a sí mismo. Se acomoda los lentes a media nariz, desliza una lenta mirada a su alrededor y lanza una pregunta:

—¿Ustedes creen que los personajes de Los miserables conmueven por su humanidad?

La respuesta la soltamos en coro casi todos los estudiantes:

—Sí.

El maestro arquea las cejas, se quita los lentes y los avienta sobre las hojas que tiene desperdigadas en su escritorio. Casi grita:

—¡Pues no. Lo que conmueve es su in-hu-ma-ni-dad! Son unos monstruos quisquillosos e inhumanos. Ignorantes del deseo carnal. Algo que contrasta con Víctor Hugo, que hacía el amor constantemente, incluso con sus sirvientas.

El asombro flota en la clase y la pasión hierve dentro del profesor:

—Hugo pensaba que a su novela le venía bien el título de Las miserias. Luego lo cambió por Los miserables, que quiere decir las víctimas, los pobres, los dolientes. Un mundo lleno de mal en espera de que el bien resplandezca. Es como el gran teatro del mundo, ¿no?

La mayoría de los alumnos somos extranjeros y hemos venido este 2003 a Santander, al norte de España, con la intención de comprender las funciones del narrador en la obra literaria: cómo es, de qué está hecha, cuáles son los secretos de su construcción, sus temas, la relación del texto con el momento histórico en el que se escribe.

Las novelas de Mario Vargas Llosa suscitan elogios. Sus ensayos, en cambio, generan discrepancias.

—Siempre me lo dicen: “Usted es un gran narrador, pero sus opiniones sobre política y economía, pues…” Yo soy un liberal en todo, en las novelas y en los ensayos. Pero respeto las interpretaciones de la gente”.

Formado en la tradición literaria francesa y en el liberalismo anglosajón, Vargas Llosa utiliza una serie de referencias reales y autobiográficas para crear un mundo ficticio en el que el lector siente que vive otras vidas. Es la verdad de las mentiras, diría él mismo. En los años cincuenta del siglo pasado estudió en el Colegió Militar Leoncio Prado y su experiencia la incorporó a La ciudad y los perros. Su primer matrimonio fue con su tía, Julia Urquidi, una relación que le inspiró La tía Julia y el escribidor. Cuando fue candidato a la Presidencia de Perú y perdió la elección ante Alberto Fujimori hizo de El pez en el agua una catarsis.

Pero además de contar historias, reflexiona incesantemente en los cursos que imparte en distintas universidades del mundo o en varios artículos acerca del proceso de creación. En “El viaje a la ficción” dice: “Inventar historias y contarlas a otros con tanta elocuencia como para que estos las hagan suyas, las incorporen a su memoria —y por lo tanto a sus vidas— es ante todo una manera discreta, en apariencia inofensiva, de insubordinarse contra la realidad real. ¿Para qué oponerle, añadirle, esa realidad ficticia, de a mentiras, si ella nos colmara? Se trata de un entretenimiento, qué duda cabe, acaso del único que existe para esos ancestros de vidas animalizadas por la rutina que es la búsqueda del sustento cotidiano y la lucha por la supervivencia. Pero imaginar otra vida y compartir ese sueño con otros no es nunca, en el fondo, una diversión inocente. Porque ella atiza la imaginación y dispara los deseos de una manera tal que hace crecer la brecha entre lo que somos y lo que nos gustaría ser, entre lo que nos es dado y lo deseado y anhelado que es siempre mucho más. De ese desajuste, de ese abismo entre la verdad de nuestras vidas vividas y aquella que somos capaces de fantasear y vivir de a mentiras, brota ese otro rasgo esencial de lo humano que es la inconformidad, la insatisfacción, la rebeldía, la temeridad de desacatar la vida tal como es y la voluntad de luchar por transformarla, para que se acerque a aquella que erigimos al compás de nuestras fantasías”,

Foto: Sonambulus Pin Campana

Con las canas bien peinadas, el traje y la corbata impecables, las explicaciones bien pensadas y unas notas como apoyo, Vargas Llosa es un maestro que habla con mucha seriedad y concentración. Con pasión, sobre todo.

Todas las mañanas entraba al salón del segundo piso del Palacio de la Magdalena, sede de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, en la cumbre de una colina rodeada por el mar Cantábrico, e instalaba el silencio. Comenzaba:

—Bien, ayer nos quedamos en…

Hablaba durante poco más de una hora y luego se disponía a contestar las preguntas de sus estudiantes. A veces dirigía su mirada hacia la ventana, como si ese mar azul turquesa intenso le aclara las ideas.

Las hojas de nuestros cuadernos quedaban repletas de apuntes. Un día llegó y dijo:

—Elegí un título para la clase de hoy: “La vena negra del destino”.

Entonces comenzó a hablar sobre el azar y la casualidad en los personajes de una novela, como elementos que dan vida y suspenso al argumento. Volvió al caso de Los miserables: “Es una novela llena de encuentros fortuitos, instintos, predisposición, determinismo, todo conjugado con el mal y el bien, lo justo y lo injusto. Y así el narrador hace que los personajes interpreten un libreto impuesto, como si la vida fuera una partitura ya escrita”.

Luego comparó a Víctor Hugo con Flaubert: “El primero es el autor de la última novela clásica con un narrador narcisista, y el segundo es el que realiza la novela moderna, en donde el narrador es como Dios: está presente en todas partes y nunca es visible. Con Flaubert los personajes parecen tener más libertad y no se nota tanto la determinación del narrador”.

Enseguida, ante la sorpresa de muchos, aclaró: “El narrador de la novela no es, ¡nunca!, el autor. Es siempre un personaje inventado, el más importante de la novela, sobre todo cuando es invisible. El autor es de carne y hueso. Pero el narrador sólo existe en el tiempo de la historia”.

Vargas Llosa acudía con gusto a dar clases porque, según él, se adentraba así en una especie de laboratorio en donde podía “poner a prueba un proyecto libresco”:

—Son muy amables en esta Universidad. Me dejan venir a sus cursos para hablar de mis cosas. Y me resulta divertido hablar de lo que estoy haciendo. Es como ponerme a prueba: ordeno y organizo mis notas.

Era cierto: dos años después de este curso publicó un libro acerca de Víctor Hugo y Los miserables, titulado La tentación de lo imposible.

Varias veces, al final de la clase, el maestro abría la puerta y se encontraba con una pequeña fila de gente que estaba esperándolo con la ilusión que les firmara algún libro. Si no tenía prisa escribía con calma la dedicatoria y conversaba unos instantes con cada uno. Había una pregunta recurrente: “¿Por qué no le dan el Premio Nobel de Literatura?” Él sonreía a medias y contestaba: “Eso habría que preguntárselo a la Academia Sueca.”

Seis años después de aquel curso en Santander, Vargas Llosa es, por fin, el maestro que el Nobel ganó.
Víctor Núñez Jaime
Tomado del Suplemento "Laberinto" del Diario "Milenio".

Asombrosas Curiosidades Matematicas


Tomado del Muro de Facebook de: Yuliana Ramirez Balderas, enviado a su vez por Mike; alumnos de la Especialidad de Matemáticas de la Escuela Normal Superior de México, ENSM.

El Cascanueces - Tchaikovsky