Te respeté, por imitación,
pero por tí no sentía respeto.
Te admiré,
porque a admirarte me enseñaron.
Olvidé tu historia,
porque envuelta,
la sentí de falsedad y mentira.
Te veía muy quieto
creo que por temor,
pues no te amaba.
Mas una tarde hermosa
te he visto frente a frente
en manos de valientes
cubriéndolos de honor
caminaban hacia el Zócalo,
en sepulcral silencio
tal vez adivinando
las balas del traidor.
En mí sentí vivir Cuauhtémoc,
Morelos, Juárez, Zapata,
Villa y los magón.
Y, entonces, no sé cómo
pero de mis labios salió
como grito y oración:
¡Bandera te respeto¡
no porque te escolten los soldados
sino porque te cantan los poetas.
¡Bandera te admiro¡
no porque te exaltan los políticos
sino porque los niños te saludan
poniendo la mano sobre el pecho.
¡Bandera te amo¡
porque en tu escudo veo la diaria lucha
de mi hermano el estudiante
en contra de la infamia y la traición.
J.L.L.
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